domingo, 20 de marzo de 2016

Mantengamos la lámpara encendida orando...(1)

(1)-MANTENGAMOS LA LÁMPARA ENCENDIDA, ORANDO.....


... AL ESTILO DE ALGÚN SANTO....O EL TUYO PROPIO, EL QUE EL ESPÍRITU TE INSPIRE.
Santo Domingo de Guzmán, tenía varias maneras de orar. Un primer modo era por ejemplo, el de la HUMILDAD ( inclinación):
Este modo de orar, inclinándose, era el inicio de su oración, ante el altar como si Cristo representado en él estuviera real y no solo en forma de símbolo. Como referencia tenía a (Jdt: 9,16) "Te agrada siempre la oración de los humildes y mansos , o , el hijo pródigo que fue escuchado porque aprendió a ser humilde... y tantos otros. Sentirse un esclavo, un servidor neto ante y para el Señor, sabiendo que poco hacemos y que El todo lo hace en nosotros, si nos dejamos guiar por su Espíritu Santo. El tomar conciencia de quienes somos y ante quienes estamos, hace que casi sin pensarlo, salgan actitudes de humildad desde nuestro corazón. Cuando recitemos a la Santísima Trinidad, sepamos que estamos ante la GRANDEZA MISMA, del infinito.
En una inclinación profunda decir: GLORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO", es reconocer nuestra nada ante Dios Padre que nos ha creado, ante Dios Hijo, que ha sido enviado para ser uno como tu y yo, y así poder llegar a nuestro corazón, pues tenemos un corazón duro y testarudo, que no entiende de conversiones profundas y Jesús, está ahi, para recordarnos y mostrarnos con lo cotidiano, que se puede llegar al corazón de la Trinidad, imitándole a El o mirando a su Madre. Nada mas cerca de lo nuestro que nuestra madre del cielo, que ha pasado todas las situaciones habidas y por haber, nadie como ella que nos entiende bien... y por último, Gloria al Espíritu Santo, es reconocer que sin él, nada podemos hacer que solo sea todo para Dios y nada para gloria nuestra.

En la Santísima Trinidad, tenemos un ejemplo claro, de lo que significa humildad, pues en un diálogo de Tres, que solo comprende en escuchar, callar, amar, entregar y entregarse, y en una mezcla que no podemos entender con nuestra limitada inteligencia. (Algo de esto comentaba uno de los sacerdotes del monasterio de Cristo Orante :" El Padre hacia el Hijo se inclina", pues ama y valora su Si, al haber aceptado ser como uno de nosotros, "el Hijo hacia el Padre", pues reconoce la grandeza de su amor infinito para con él, y por tanto amor desbordante, como catarata que se desborda por los lados, como si alguna vez hubiera habido algún tipo de límite, pues ya no tiene límite para contenerla, la derrocha sobre su Hijo y sobre nosotros, hijos adoptivos..... y sobre toda la creación....desde lo mas ínfimo y diminuto, in-significativo, hasta lo mas grandioso a los ojos del hombre. .... y "el ESPÍRITU SANTO,inclinado sobre el Padre y el Hijo y a su vez, ambos sobre el Espíritu Santo", se donan de una forma amorosa, delicada, atrayente que imanta a quien solo se deja apenas, tocar por El.
Comenzar la oración con una pequeña o profunda inclinación, nos tiene que hacer conscientes de lo que somos y a quien tenemos delante, con nosotros y en nosotros.
Piensa mientras inclinas tu cabeza o tu cuerpo entero, en estas dos palabras claves, a mi modo de ver: SER Y ESTAR.
MANTENGAMOS LA LÁMPARA ENCENDIDA, SIENDO LO QUE SOMOS Y ESTANDO EN LO QUE ESTAMOS

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